Unha posible resposta a unha das preguntas do cuco

Como na próxima sesión veremos unha película e algunha xente me preguntou se non habia ningunha proposta de lectura, pásovos un breve conto titulado El premio del cuco para que poidamos seguir reflexionando e poidades escribir, se queredes, as vosas suxestións. O conto é o seguinte:

El premio del cuco
En una esplendorosa mañana de primavera, Chaac, el antiguo dios maya de los campos y cultivos, llamó a todas las aves a una reunión en el bosque.
—Llegó la hora de sembrar —dijo—. ¿Me ayudarán a preparar los campos, como lo han hecho en temporadas anteriores?
Todos los pájaros murmuraron entre sí y acordaron ayudar del modo que pudieran.
El búho, sabio consejero de todas las aves, preguntó en su modo solemne: —Chaac, ¿cuándo comenzaremos nuestro trabajo?
—Mañana al amanecer —respondió Chaac—. Pero tienen que trabajar con rapidez, porque a mediodía el dios del fuego vendrá a quemar las plantas antiguas.
Antes de que Chaac terminara de hablar, el cuco revoloteó entre los pájaros. Sus brillantes ojos amarillos y su plumaje con los colores del arco iris hizo que muchos lo miraran con admiración.
—¿Alguien podría decirme qué debemos hacer? —gritó fuerte—. No puedo recordar lo que hice la temporada anterior.
Avergonzado por el comportamiento del cuco, el búho dijo:
—No puedes recordarlo, porque nunca viniste a ayudarnos.
—¡Se esconde porque le teme al fuego! —graznó el papagayo.
El cuco se alejó porque el papagayo había dicho la verdad. Chaac sonrió y levantó la mano para pedir silencio.
—Estoy seguro de que cada uno hará su parte. La tarea es simple: todas las aves recolectarán sus semillas favoritas junto con muchos granos de maíz hasta que no queden semillas que reunir. Las apilarán en el borde del bosque para que puedan plantarse cuando los campos
estén listos.
Antes del amanecer, unos ruidos crepitantes despertaron al búho y éste voló rápidamente hacia un árbol alto. Justo lo que había sospechado: el fuego inflamaba las cercanías. A la distancia, vio al dios del fuego escabulléndose de campo en campo, inflamando todo con su gran antorcha.
“Éste es otro de los trucos del malévolo dios del fuego”, pensó el
búho. Así que voló por el bosque para despertar a los demás pájaros
y gritarles: —¡Rápido, rápido! Vuelen al campo de inmediato.
Cuando las aves llegaron al lugar, no podían creer lo que veían. Un
solitario pájaro volaba de un lado al otro entre las llamas que rugían.
—Seguramente ese pájaro es algún dios —dijeron en coro—.
Ninguna criatura terrenal tiene el valor y la fortaleza para transportar semillas de un lugar tan ardiente.
—Tiene plumas de color humo y ojos rojizos —observó el búho.
El pájaro estaba tan exhausto que se alejó de los campos ardientes y voló hacia una charca para sumergirse en agua fría. Las demás aves lo siguieron.
—¡Es el cuco! —gritaron—. ¡El valiente cuco! —La voz del papagayo era la más fuerte de todas.
Todas las aves se reunieron con asombro alrededor del cuco, porque había salvado las semillas que les darían de comer durante
el próximo invierno. El búho habló a su manera sabia y benévola.
—Querido cuco, cómo símbolo de nuestra gratitud, deseamos
otorgarte a ti y a todos los cucos un premio eterno. Desde hoy en
adelante, otras aves cuidarán a tus hijos y a los hijos de tus hijos
por siempre.
Así es como el cuco obtuvo las plumas grises y los ojos color llama, y por qué coloca sus huevos en los nidos de otros pájaros que cuidan a sus crías.